[Sr Rubio] Ka'Br'Ls Jones y el Templo Maldito (por roedores)

Buenas parroquia!

Vamos a intentar recuperar una bonita tradición que teníamos para antes de las partidas, que era poner un poquito de texto introductorio antes de explicar la lista... 

La lista ya os la puse aquí, así que vamos a ver por qué mis bellas señoritas quieren acabar con las sucias ratas del Sr Marrón...

"Thuka Matabestias, la beastspeaker de la banda, estaba acariciandole la melena al Espectro Susurrante. El enorme felino ronroneaba como un gatito, y sólo los restos a medio comer de un raptoryx (esa especie de lagartos hiper-dimensionados que parecían ser típicos de la zona) daban una idea de la fuerza de sus mandíbulas y garras. El resto de la manada observaba con miedo en sus estúpidos ojos al Espectro, siendo incapaces no obstante de alejarse demasiado de su ¿amada? cuidadora. 

El resto de la banda de Thuka estaba desperdigada por allí cerca, sumidos en sus rituales de adoración al Príncipe Oscuro. Esa noche sería especial, había una energía rara en el ambiente que los tenía a todos tensos, expectantes. Y, por qué no decirlo, cachondos. La esencia de Slaanesh era más fuerte por aquella zona, que es por lo que estaban allí. Estaban buscando cualquier señal del Príncipe Oscuro, mientras aprovechaban su búsqueda para buscar experiencias extremas. Y es que, para ellos como para cualquier otro seguidor del Dios del Placer, lo normal ya no tenía valor. Las peleas tenían que ser gloriosas para significar algo. Las comidas tenían que ser diferentes. Las relaciones tenían que ser nuevas. La repetición era aburrida, y lo último que quería un hedonista de Slaanesh era aburrirse. 

Otra vez comida enlatada no... 

De pronto, Espectro Susurrante levantó la cornuda melena. Algo se acercaba. La bestia olfateó el aire. Un olor familiar inundó sus fosas. Pero, junto a ese olor... otro. Uno corrupto. Sucio. Un olor que te hacía pensar en un hambre animal. En miedo. Un olor... un olor a pelo mojado, sucio por sus propias secreciones. Y mientras el felino bostezaba intentando decidir si era un olor que merecía la pena comerse, interrumpieron en el claro los tres corredores. Eran los miembros más débiles de la hermandad, pero también era rápidos de pies y ágiles de dedos, por lo que resultaban útiles. Traskor Diente-de-Sangre, el líder, dejó de jugar con el cuchillo de hueso que tenía y se levantó a ver qué le traían sus exploradores. 

- Un hombre rata. - afirmó Traskor después de un breve vistazo. - Y... ¿vivo? - inquirió, sorprendido. 

Lo que no fue una sorpresa fue quien contestó. Gantul se había ganado su sobrenombre muchas veces... 

Dos colas

- Sí, Diente-de-Sangre. Ugula consideraba graciosa su cola, y hemos tenido que dejarla jugar con la criatura un par de veces, con lo que es posible que esté un poco magullada. 

- Dos colas son mejor que una... - murmuró Ugula con una sonrisa inquietante en su rostro. 

- Ugula, ¿lo sigues necesitando? Ya tenemos la cena de esta noche preparada. Aunque podemos añadir carne a la sopa... - preguntó Traskor. 

- No, Traskor. La experiencia ha sido... interesante, pero quiero seguir explorando otras vías para que el Príncipe Oscuro se fije en mí. 

- Bien. - dijo el líder, arrojando de una patada al semi-inconsciente skaven a la olla de caldo que burbujeaba en el centro de la hoguera. Al sentir el contacto con el agua hirviendo, el hombre rata se despertó de inmediato, pero antes de que pudiera chillar de dolor fue degollado por Thuska, que estaba observando la escena divertida. 

Lamiendo la sangre del cuchillo, la beastspeaker se acercó a los corredores. 

- ¿Y bien? ¿Lo habéis encontrado? 

- Sí, Matabestias. El portal está en el templo, como sospechábamos. Pero el templo está lleno de estas criaturas. Cientos de ellas.

- Perfecto. Pediremos ayuda al Príncipe Oscuro, a ver si tiene a bien bendecirnos con la presencia de sus hijas.

Y, con estas palabras, Thuska Matabestias dio inicio al ritual que invocaría a las huestes de Slaanesh a este plano. Conseguirían acceso a ese portal y traerían de vuelta al Príncipe Oscuro o morirían en el intento. Fuera como fuera, ¡sería glorioso!"