Hola, hola, hola, queridos amigos. Os juro que para no daros un empacho brutal de Trench Crusade, esta entrada iba a ir sobre la banda del Culto de los Poseídos que estoy haciendo para jugar la siguiente campaña de "Fortuna y Gloria" de este año y que durará hasta verano del 2025.
Sin embargo, se ha dado la conjunción de dos factores fatídicos: por un lado, tanto contraste frío-calor-frío me ha hecho caer en las garras del Papu Nurgle y estoy algo resfriado. Por otro lado, llueve aquí en Madrid, y se da ese simpático tándem entre el calor bochornoso y la humedad.
Por lo tanto, mi plan era acabar de pintar las 3 miniaturas que me quedan del Culto de los Poseídos de Mordheim, hacerle fotos reshulonas y traeros una entrada bien fresquita para amenizar este último viernes de agosto. No pasa nada, espero mejorar mañana y ya acabar de pintar (y hacerle fotos) a la banda dentro de muy poco. Además, aprovecharé para contaros mi experiencia en la campaña de Mordheim "Fortuna y Gloria" de este año (cuya final se juega ahora en unos días, en las Freak Wars) y mis anhelos y esperanzas para la próxima campaña que iniciamos dentro de muy poco.
Al lío, hace unos días mi home Eddie, hizo una entrada muy buena sobre las primeras impresiones de la nueva banda de Trench Crusade que ha subido Tuomas Pirinen: La Corte de la Serpiente de las Siete Cabezas. Podéis ver su entrada aquí, y darle algo de amor en forma de comentarios, que me consta que a Eddie le gusta leeros y contestaros. Él os ama.
A modo de resumen, deciros que esta facción es la 6º banda del reglamento. Ahora mismo hay 3 facciones "de la luz" (no diré buenas) y 3 facciones "de la oscuridad" (no diré malas). Justamente, esta última facción pertenece a las facciones de la oscuridad.
Siempre que aparece una facción nueva, varios de nosotros decimos "esta banda es aún más ÉLITE que las anteriores bandas", pero creedme, realmente esta lo es: tiene algunas tropas (como la langosta asesina del pozo) que bien podría ser una miniatura de élite en cualquier otra facción. Además, las tropas en general rondan los 100+ puntos y vienen bastante completas en cuanto a equipo y habilidades.
Como Eddie ya os habló de la facción y sus reglas, yo os hablaré del Lore. Así pues, lo primero que haré es poner su lore traducido al castellano
LA CORTE DE LA SERPIENTE DE LAS SIETE CABEZAS
“Porque habéis dicho: Hemos hecho un pacto con la muerte, y con el infierno estamos en acuerdo; cuando pase el azote desbordante, no vendrá a nosotros: porque hemos hecho de la mentira nuestro refugio, y en la falsedad nos hemos cobijado.”
-Nueva Biblia Sincrética Ortodoxa-
Sobresaliendo de eternas y pestilentes nubes de humo corrosivo, se alza la Ciudad de Hierro de Dis, y en la cima de su negra torre chillona se encuentra el Consejo de Guerra Infernal. Allí se sientan siete de los Archi-Demonios más grandes, malvados y astutos, cada uno representando uno de los Siete Pecados Capitales hechos realidad. Son los gobernantes de la Corte de la Serpiente de Siete Cabezas, los cuales supervisan la guerra del Infierno contra la Creación en la Tierra. Cada uno es conocido como una de las Cabezas de la Serpiente, y en última instancia, son sus órdenes las que dirigen todas las fuerzas militares de la Gran Guerra al servicio de la Jerarquía Infernal.
En la retorcida, traicionera y siempre cambiante política infernal, rara vez incluso los más poderosos de los demonios ocupan un lugar en el gran Consejo de Guerra del Tribunal por mucho tiempo. Estatuas gigantescas de las Cabezas de la Serpiente que representan la Ira, la Envidia, el Orgullo, la Gula, la Avaricia, la Pereza y la Lujuria son erigidas en la Ciudad de Hierro de Dis por esclavos jadeantes conocidos como Demonios del Yugo, solo para ser derribadas y reducidas a escombros cuando nuevos Señores Demonios ascienden a la cima del poder pisoteando a sus rivales.
La Jerarquía de La Corte está lejos de ser estable: solo se dice que Mammon ha mantenido el puesto de Cabeza de la Serpiente de la Avaricia casi sin interrupciones durante toda la Gran Guerra. Otras posiciones han visto un desconcertante desfile de Duques, Marqueses, Barones y Baronesas, Príncipes, Señores y Señoras, Condes y una miríada de distintos Altos Nobles que componen la Jerarquía Infernal. Este torbellino de caos político se refleja en los continuos cambios de poder entre sus seguidores mortales en la Tierra. El Consejo de Guerra Infernal se rige por voto mayoritario, y a menudo éste se obtiene por muy escaso margen. Se necesita muy poco para que un ambicioso Príncipe o Princesa del Infierno haga tantos enemigos que sea depuesto y sus alas sean arrancadas, obligado a comenzar su ascenso desde el fondo a la cúspide del Consejo una vez más, con las burlas de sus rivales quemándolos como ardiente veneno.
Incontables pretendientes envidiosos trabajan contra las Cabezas de la Serpiente, buscando reemplazarlos y ganar la gloria y el prestigio que vienen con tan alta posición. El poder de los demonios también crece y decrece en función de cuántos seguidores mortales pueden corromper y atraer hacia su causa, y así hay un cambio constante sobre cuáles Señores Demonio pueden ponerse una de las siete coronas con cabezas de serpiente.
Aunque Beelzebub (Ndt.: la deidad cuya facción es El Grial Negro) es, con mucho, el Señor Demonio más poderoso de la Gula, el Señor de las Moscas desprecia su lugar legítimo en La Corte de la Serpiente de las Siete Cabezas, y libra su batalla contra la creación a través de partidas de guerra del Grial Negro. Esto deja su asiento libre para que los ángeles caídos menores luchen por el honor de sentarse en el Trono Hambriento.
Bajo las órdenes de La Corte, las Bandas de Guerra del Infierno se reúnen en la Puerta del Infierno y salen a arruinar el mundo desdichado. Demonios del Yugo se agrupan bajo las banderas de sus Pretores y Hechiceros. Las formas destrozadas de los Caballeros del Infierno son forzadas a ponerse sus armaduras y luego emergen de sus tumbas de fuego donde sus cuerpos se mantienen aplastados bajo enormes losas de basalto negro siempre en movimiento cuando no están sirviendo en el esfuerzo de guerra. Santos desecados, profanados, son llevados al frente para actuar como altares de guerra impíos que contaminan y pervierten la tierra por donde viajan. Delante de las bandas de guerra vuelan los Langostas del Pozo, el ruido de sus alas anunciando la llegada del Tribunal, y sus picaduras venenosas dejando quemaduras que no pueden ser curadas. Y a veces, cuando los presagios de muerte en el cielo ardiente del Infierno y las estrellas negras son favorables, un Cazador del Camino de la Mano Izquierda (AKA Cazador del Sendero Siniestro) se une a una Banda de Guerra cuando sale de la Boca del Infierno. A medida que la Banda de Guerra marcha para unirse a la Gran Guerra, en esos momentos se puede escuchar música jubilosa y triunfal tocada por manos invisibles, ya que participar en una de estas cacerías se considera un gran privilegio en el Seol.
Los látigos de los Demonios del Yugo conducen a los soldados humanos esclavos vivos de La Corte, conocidos como los Miserables. Estas almas desafortunadas no poseen ni una gota de sangre demoníaca y actúan como tropas de choque desechables o como sujetos de tortura para alimentar la magia Goética de los Hechiceros y otros usuarios de las artes oscuras. Capturados durante una de las cacerías de La Corte, vendidos a los demonios en los dominios Herejes o teniendo la desgracia de haber empujado imprudentemente en los lugares donde los límites del mundo son delgados, sus mentes están marcadas al presenciar el horror de la condenación mientras aún están vivos. Dispuestos a hacer cualquier cosa para escapar de su destino, mil veces peor que la muerte, se aferran a la más delgada de las esperanzas: si un Miserable derrota a un oponente poderoso, la Ley del Infierno es clara: el mortal ganará su libertad, en memoria y honor de la Primera Rebelión cuando hubo guerra en el Cielo y la sangre de los ángeles pintó el firmamento de rojo.
EL TRIBUNAL Y LA GRAN GUERRA
Cuando la Puerta del Infierno fue abierta por la Herejía Suprema de los Templarios, fueron las bandas de guerra de La Corte, las que salieron y tomaron el Levante por asalto, mucho antes de que se formara la primera Legión Hereje. Cayeron sobre los pueblos de Medio Oriente, Asia y Europa. Aplastaron a los ejércitos mortales enviados contra ellos como el fuego quema la paja seca. Solo en Antioquía y en el Muro de Hierro fueron finalmente detenidos, aunque a un coste terrible. Mientras tanto, sobrecogidos incluso por estos, los más insignificantes siervos del Infierno, incontables hombres y mujeres cayeron de rodillas al ver el oscuro esplendor de La Corte y los adoraron como dioses. Aquellos con corazones verdaderamente malvados fueron perdonados y se convirtieron en los primeros Herejes. Eventualmente, su número crecería a millones, que ahora llenan las ciudades abarrotadas y los dominios bajo la sombra de la Puerta del Infierno.
Siendo tanto del mundo material como del mundo del espíritu, los soldados de infantería de La Corte pueden marchar para hacer la guerra en la Tierra sin temor a la retribución divina, ya que no rompen el Pacto del Infierno. La Corte también limita cuidadosamente el tamaño de estas Bandas de Guerra, para que la mayoría del sufrimiento y la muerte de la Gran Guerra sea infligida por mortales, tanto para desafiar al Dios-Tirano YHWH (Ndt.: Dios o Yahvé), como para aumentar su propio poder, ya que cuanto más humanos se corrompen y mueren en la rebelión, más se perturba el plan de Dios y mayor es el poder de los demonios.
Las misiones del Tribunal contra los Fieles no siguen la misma lógica que podría tener un comandante mortal. Un poderoso Pretor podría atacar una aldea militarmente insignificante solo para matar a un futuro Santo recién nacido, traicionar a sus propios seguidores mortales atacando repentinamente algún asentamiento Hereje desprevenido, o incluso enfrentarse a una Banda de Guerra de una Cabeza de la Serpiente rival. Los sabios no cuestionan los motivos de la ira del Infierno, y los Herejes aceptan estos ataques ocasionales contra sus fuerzas como un juicio adecuado por su falta de éxito en la guerra contra los Fieles.
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Hasta aquí el lore/trasfondo.
Decir que me ha gustado bastante ver que hay luchas de poder entre los principales Señores de cada Pecado Capital y que, parece ser, que Beelzebub tiene su propia agenda.
Cuando estuve más metido en "The 9th Age" (que es una adaptación y desarrollo del espíritu de WHF, pero bastante novedosa), comprobé con interés que en lugar de tener al Panteón de los 4 Dioses del Caos, la gente de "The 9th Age" hizo un ejército de Dioses Oscuros en los que había también 7 Pecados Capitales (cosa que también ocurría en nuestro amado HELLDORADO). Siempre me ha gustado el rollo este de los dioses, demonios, pecados capitales, círculos del infierno, etc. Así que a estas alturas de la película no me voy a quejar, al revés: esta facción da una sensación temible de poder y de ser los que de verdad dirigen el cotarro.
Sólo espero que, a nivel de reglas, les metan un poco de tijera, porque pese a que aún no los hemos probado en juego, tienen pinta de estar un poco rotos...y esto no se arregla con tímidas subidas de 5 puntos en un par de opciones de ÉLITE. Hay que encarecer todo bastante más, o nerfear un poco ciertas opciones de equipo/perfiles de tropas/ habilidades.
Hasta aquí la chapa.
Mi próxima entrada será sobre Mordheim y mi banda de Poseídos. Palabrita.
Os quiero.
Marvin Nash