[Marvin Nash] Campaña de Necromunda. Capítulo de introducción.

Bienvenidos, queridos amigos y amigas, a lo que es el relato introductorio de la campaña de Necromunda que está planeada para este año. En ella participaremos dos jugadores solamente, cada uno con una banda, pero añadiremos un hilo conductor en forma de tercera banda, que será al final antagonista de las dos bandas principales.

Hacía mucho que no escribía por aquí, así que voy a intentar, que como mínimo, los relatos de la campaña los vaya subiendo al blog.

Va a ser una campaña corta, estructurada en 4 actos principales y un escenario final, a modo de catarsis.

En los últimos podcasts que hemos hecho he ido adelantando algunos retazos de lo que será esta campaña. Si consigo que funcione y que no se gripe el motor, posteriormente podemos llegar a hacer una nueva campaña expandiéndola al desierto de cenizas, usando las reglas de vehículos que vienen en el "libro de las tierras exteriores". Pero por el momento no voy a ponerme el traje de Immortan Marvin, y voy a centrarme en esta campaña, que se desarrollará en la Colmena Primus de Necromunda.

Las dos bandas principales serán:

-Palanite Enforcers, que llevará mi amigo Jesús. Cuyo líder de banda será, por el momento, el Capitán Pachecus, a falta de que él me dé el nombre de sus integrantes xD

-Ash Wastes Nomads, nómadas del yermo de cenizas, que llevaré yo, el Marvinsito. 

El líder de mi banda se llama "Penacho", y no le tiene nada de cariño a los habitantes de la Colmena, ya que su familia fue desterrada de ella, hace ya muchos años atrás.

-La banda antagonista será Culto Genestealer.

Disfruten del relato que escribo a continuación, hamijos.

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Una sección del muro exterior de plastiacero se derrumbó, haciendo que por un instante el tiempo pareciese congelado...hasta que llegó el fogonazo y la posterior deflagración.
Esta vez la incursión no iba encaminada a robar víveres y municiones de los habitantes de la Colmena Primus.


"Habitantes de la colmena" - pensó Penacho, con cierta sorna - "más bien los definiría como cerdos endogámicos".


Penacho era el líder del grupo de hombres libres del Yermo, que se llamaban a sí mismos los "Espectros de las Dunas". Había visto al resto de sus guerreros alzarse de entre las dunas de polvo radiactivo como una retorcida y cruel alegoría del ciclo de la vida en el Yermo. Por ello era tan duro ver caer a alguno de sus valiosos miembros. Sabía que cada uno de sus hombres, sin equipo y desarmados en medio del Yermo, valía como 4 de esos cobardes que se hacinaban como ratas tras los muros de la Colmena.


Por ello hoy estaban aquí, en una misión desesperada por liberar a cuatro de sus Corredores de la Ceniza, las últimas incorporaciones de su grupo de cazadores, y por lo tanto los miembros más novatos e inexperimentados.


Dos lunas atrás, las malditas Fuerzas Palanitas del Gobernador capturaron a 4 de sus muchachos. Cuando lo recordaba, Penacho todavía sentía una sensación de rabia e impotencia tal que llegaba a nublarle la vista.


Ahora estaban a punto de entrar a la carrera atravesando el muro exterior de la Colmena. Penacho dio dos largas zancadas... Y de repente... Todo se quedó en negro. El tiempo parecía detenido, como si fuese una gota de agua suspendida en la quietud del vacío estelar.


A lo lejos, como de una forma que solo podría describirse como una canción escuchada en sueños, le llegó una melodía en antiguo gótico imperial. No sabía cómo, pero la entendía. La melodía de la canción flotaba en esa visión onírica que estaba teniendo, y sonaba como a través de la voz de una mujer. Esa voz, esa maldita voz. Algo en ella le resultaba tan familiar...


"I'm just walking with a ghost
And he's walking by my side
My soul is dancing on my cheek
I don't know where the exit is
Every day is still the same
And I don't know what to do
I'm carryin' my tears in a plastic bag
And it's the only thing I got from you"


Justo en el momento que la voz de la mujer pronunció la última palabra, escuchó un aullido brutal que casi le reventó los tímpanos.


Penacho, sorprendido, acabó de dar la última zancada, casi trastabillando por la visión repentina que había tenido. Afortunadamente todo habría debido ocurrir en lo que dura un parpadeo, porque todo seguía exactamente en el mismo punto en el que estaba antes de tener aquella visión.


Gotas de sudor resbalaron por el interior de su máscara filtradora. Había sentido terror durante aquella visión, y lo que más horrible le parecía, de forma inexplicable, fue que, en una suerte de sinestesia terrorífica, aquel aullido brutal había inundado su cerebro con un color púrpura... Un terrorífico color púrpura ".

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